A propósito de que este año el S&P 500 lleva un alza de 25%, alcanzando un nuevo máximo histórico, quisiéramos recordar un artículo que publicamos en agosto de 2020, en medio de la pandemia. Dijimos en ese momento que si tenía caja pendiente para invertir en acciones, mejor sería que la invirtiera, “que se metiera no más a la piscina”.
No se preocupe, porque no hemos cambiado de opinión; seguimos pensando lo mismo. Pero queremos reforzar el punto, especialmente pensando en aquellos que sostienen que cuando se trata de la bolsa, todo lo que sube tiene que bajar.
Lo primero que hay que decir es que esta ley de la física no se aplica cuando hablamos de acciones. Por lo tanto, aquellos que sostienen que después de un récord histórico se producen drásticas caídas en los mercados bursátiles, les decimos que se equivocan, porque la evidencia empírica revela que no es así en la mayoría de los casos.
Sin embargo, tenga en cuenta algo que en general no se dice: los inversionistas no deberían tratar los precios máximos históricos ni con excitación ni con alarma, sino que con indiferencia. ¿Por qué? Simplemente porque si las acciones tienen una rentabilidad esperada positiva, alcanzar máximos históricos con cierta frecuencia es exactamente el resultado que cabría esperar. Ni más ni menos.
Claro que muchas veces cuesta tener presente esa premisa, especialmente cuando los medios financieros atizan periódicamente la ansiedad de los inversionistas con la lógica ya mencionada de que lo que sube, tiene que bajar. En diversos artículos también se lo hemos dicho: para tener una buena experiencia en inversiones, es mejor ni fijarse en los titulares de los diarios.
Batiendo máximos
Recordando lo que escribimos en el artículo de la piscina, hay que decir que la evidencia de los datos ayuda a develar que el “bajón” no siempre ocurre y que, por el contrario, los nuevos máximos históricos han sido batidos por futuros nuevos máximos históricos. De lo contrario, las bolsas no habrían crecido como lo han hecho: ¡El índice S&P 500 se ha multiplicado por 13.500 veces desde 1926! (imagen 1).
Por ello, lo principal es no perder de vista que, ya sea que se trate tanto de un nuevo máximo como de un nuevo mínimo, el precio de las acciones de hoy refleja el juicio colectivo de los inversionistas sobre las utilidades y dividendos de mañana, y de todos los mañanas venideros. Y cada día, las acciones deben tener un precio que ofrezca una rentabilidad esperada positiva para incentivar a los compradores a invertir. De lo contrario, no se produciría ninguna transacción… ¡Es difícil imaginarse un escenario en que los inversionistas eligieran libremente invertir en acciones con la esperanza de perder plata!
Pero vamos a la práctica, ayudados por un análisis realizado por Dimensional, en que se analizó el desempeño del S&P 500 durante los 94 años finalizados en 2020: El índice produjo un nuevo máximo, en su acumulación de riqueza, en más del 30% de las observaciones mensuales.
Por otra parte, la compra de acciones al momento de alcanzar un nuevo máximo histórico habría generado, en promedio, rendimientos similares a los de la estrategia que compra acciones justo después de una fuerte caída de mercado. Es insólito que ambas estrategias, que implican ansiedad para los inversionistas, habrían tenido resultados similares al 10,3% anual promedio que ha rentado este índice durante toda su historia, tal como lo muestra la imagen 2.
Los humanos estamos condicionados a pensar que después de la subida debe venir la bajada, tentándonos a hacer cambios en nuestras carteras de inversión. Pero los datos sugieren que esas señales solo existen en nuestra imaginación y que nuestros esfuerzos por ganarle al mercado probablemente nos pesarán en el futuro.
¿Cuál es la conclusión? Los precios de las acciones no luchan contra las fuerzas de la gravedad cuando suben. Por ello, tenga confianza en que los máximos históricos solo son una prueba de que el sistema funciona tal y como esperamos, nada más.
Descargar este artículo en formato PDF: Olvídese de la Ley de Gravedad
Artículo relacionado: ¡Entre a la Piscina!
Artículo relacionado: Invertir Debiera ser Aburrido