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Perfil de Inversionista

¿Está pensando en invertir? Si está próximo a tomar la decisión, primero hágase esta simple pregunta: ¿cuánto tiempo puedo aguantar la respiración bajo el agua?… aunque crea que esto no tiene nada que ver con sus finanzas, le contamos que la respuesta es fundamental para tener una experiencia de inversión satisfactoria.

En ese contexto, el primer paso es determinar qué tipo de inversionista es usted y cuánto riesgo está dispuesto a tomar. Es justamente esto lo que permite crear una cartera que obedezca a esa tolerancia y que posibilita la obtención del retorno asociado a ese riesgo.

Por lo tanto, si busca más retorno, deberá tomar más riesgo… pero si su perfil de inversionista no se lo permite, ¿para qué pasarlo mal? Por eso la capacidad de apnea -es decir, cuánto tiempo puede aguantar viendo que sus inversiones caen- es tan relevante y tan atingente.

El perfil de inversionista es inherente a cada persona, no hay uno mejor que otro, por lo que para cada caso existe un tipo de cartera. La Teoría del Comportamiento indica que hay inversionistas a los que no les satisface demasiado ganar mucho más, pero que sí les preocupa mucho perder, por lo que suelen ser conservadores con sus recursos. Pero existen otros muy agresivos, que no se alteran cuando el mercado anota caídas de 40% en un año. El súper agresivo, obviamente obtiene rentabilidades mayores que el conservador en el largo plazo. Sin embargo, lo importante es que ambos puedan dormir tranquilos con el perfil de inversionista que han definido para sí mismos.

En Capital Advisors construimos carteras para ayudar a identificar el perfil de cada persona. Para dar una idea, simulemos tres carteras (imagen 1): una de muy bajo riesgo (solo renta fija), otra de riesgo intermedio (50% renta variable/50% renta fija) y una tercera de alto riesgo (solo renta variable). La premisa seguida para las tres carteras fue estar muy diversificados, comprar activos en todo el mundo, de muchos emisores distintos, implementar a bajo costo y estar siempre 100% invertidos.

Si se mide en dólares (imagen 2), quien invirtió en la cartera con un 100% de renta fija vio que US$1 se transformó en US$16 en 48 años, mientras que en la cartera intermedia se convirtió en US$61. Sin embargo, el dólar invertido solo en renta variable llegó a US$183. Obviamente, este último enfrentó una mayor incertidumbre, lo que fue compensado con un mayor retorno.

Veamos ahora las mismas carteras en mayor detalle, identificando las zonas rojas en las que el inversionista literalmente debió haber aguantado debajo del agua:

La cartera invertida solo en renta variable (imagen 3) rentó 13% anual entre 1976 y 2022, con once años individuales negativos, que fueron tan malos que arrastraron más años para atrás. Por ejemplo, quien entró en 1999 debió esperar hasta 2003 para volver a los números azules, una apnea de cinco años.

En la cartera 50%/50% (imagen 4), el retorno en el mismo lapso pasó a 9% anual, con nueve años individuales negativos, pero con zonas rojas bastante más reducidas. Por lo tanto, hubo que esperar menos años para volver a las cifras positivas.

Quien en el mismo período invirtió en renta fija tuvo tan solo tres años rojos y debió hacer pequeñas apneas, pero tuvo que contentarse con rentar solo un 6% (imagen 5).

¿Cuál es la diferencia entre los tres casos? El perfil de riesgo definido por cada uno de esos inversionistas: quien estuvo dispuesto a arriesgarse más, obtuvo un retorno coherente con ello. Así, quien toma mucho o poco riesgo se expone a ser el mejor o el peor en rentabilidad, mientras que quienes asumen el riesgo intermedio siempre van a estar al medio (imagen 6).

¿Y el riesgo de definir mal mi perfil? Para un inversionista erróneamente catalogado como de perfil agresivo, resulta muy caro hacer la pérdida si decide “tirar la toalla” cuando los mercados caen violentamente o si las pérdidas se arrastran por varios años, como de hecho puede suceder. Por el contrario, para quien es clasificado erróneamente como conservador, el paso del tiempo, sumado a la esperanza positiva en el retorno de los activos financieros, implicará que habrá dejado plata sobre la mesa.

La conclusión es que no hay por qué pasarlo mal invirtiendo, ni tampoco es necesario dejar de obtener rentabilidad. Pero para ello, es fundamental que defina correctamente su perfil de inversionista, lo que en palabras simples implica saber cuánto tiempo estoy dispuesto a aguantar bajo el agua.

 

 

 

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