“Desde el lugar de los hechos, informamos que no hay novedades respecto de nuestro último reporte”. Más de alguna vez habrá visto a un atribulado reportero de televisión pronunciar esta frase, obligado a “decir algo” en el contacto en directo que le impone el inicio del noticiario central de su estación. Y no se trata de fake news, sino que, pese a que no hay noticia, igual hay que informar…
Este ejemplo es útil para ilustrar lo que pasa con el mercado bursátil japonés, que desde inicios de 2024 ha despertado una especie de re-enamoramiento en algunos inversionistas y medios financieros.
Ello a partir de las noticias que dan cuenta que su principal índice de referencia, el Nikkei, estableció un “nuevo máximo de mercado”, tras superar su récord de 1989. Pero según un análisis de Dimensional, al utilizar un índice como MSCI Japan, que incluye dividendos (el Nikkei no los incluye), se aprecia que ese umbral se superó en mayo de 2017 (imagen 1). La noticia es que no hay noticia…
Lo realmente importante
Pero además de lo anterior, Japón nos sirve como ejemplo para advertir los riesgos que implica apostar por países individuales. Piense en un inversionista que a fines de los 80 apostó una parte importante de su cartera en el mercado nipón, quizás influido por el buen desempeño mostrado hacia ese momento (Japón tuvo el segundo mejor retorno entre los países desarrollados durante esa década; ver imagen 2)… ¿cree que esa persona se imaginó que debería esperar casi tres décadas para llegar a ver otro máximo?
No existen las varitas mágicas para saber el comportamiento que tendrán los mercados con el paso del tiempo. En la imagen 2 se puede apreciar justamente eso: no se ve una tendencia clara respecto al predominio de un mercado sobre otros; es absolutamente aleatorio.
Por lo tanto, el caso de Japón debería servir como una advertencia para aquellos que esperan que continúe la supremacía de Estados Unidos: la incertidumbre siempre estará presente, por lo que el futuro no está asegurado (basta ver cómo le fue a Estados Unidos durante la década de los 2000). Sin embargo, usted tiene herramientas para reducir la incertidumbre y es a través de la estructuración de una cartera globalmente diversificada.
Piense en lo siguiente: si bien el mercado estadounidense es el mayor del mundo representando el 61% de la capitalización bursátil, con más de 3.400 empresas listadas (imagen 3); existen otras 10.000 compañías a nivel internacional que también deberían formar parte de su cartera.
Dele vuelta a esto, que sí que es noticia y, más encima, de las buenas.
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