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La Ciencia de Invertir

Olvídese de la Ley de Gravedad

La bolsa está nuevamente en máximos históricos. Desde el último mínimo reciente, en septiembre de 2022, el S&P 500 registra un alza de 34%. Asumiendo que la dosis de renta variable en su cartera es consistente con su perfil (¿quizás debiera rebalancear?), le recomendamos mantenerse invertido.

Insistimos en aquello, pensando especialmente en quienes sostienen que cuando se trata de la bolsa, todo lo que sube después baja. Para la mala suerte de ellos, esta ley de la física no se aplica cuando hablamos de acciones.

Aquellos que afirman que después de un récord histórico se producen drásticas caídas en los mercados bursátiles se equivocan, porque la evidencia empírica revela que en la mayoría de los casos eso no ocurre.

Además, contrariamente a lo que le digan, usted debería tratar los precios máximos históricos con indiferencia. Y ello se debe a que las acciones tienen una rentabilidad esperada positiva, por lo que alcanzar máximos históricos con cierta frecuencia es exactamente el resultado que cabría esperar.

Claro que muchas veces cuesta tener presente esa premisa, dado que los medios financieros suelen insistir en la lógica de que lo que sube, tiene que bajar. Por eso le recordamos lo que le hemos dicho en varios artículos: para tener una buena experiencia en inversiones, mejor no se fije en los titulares de los diarios. Tampoco se olvide que toda la información disponible hasta ese minuto está reflejada en el precio de las acciones.

Batiendo máximos

La evidencia de los datos ayuda a develar que el “bajón” no siempre ocurre y que, por el contrario, los nuevos máximos históricos han sido batidos por otros que se dieron más adelante en el tiempo. De lo contrario, las bolsas no habrían crecido como lo han hecho y la prueba de ello es que el índice S&P 500 ¡se ha multiplicado por 18.815 veces desde 1926! (imagen 1).

Pero incluso en los casos en que los máximos históricos fueron seguidos por caídas -como la de diciembre de 2021-, la información empírica refleja que actualmente alcanzamos otro récord histórico. Por lo tanto, y pese a la baja del índice a principios de 2022, quienes invirtieron en diciembre de 2021 obtuvieron una rentabilidad acumulada de un 12,4% (imagen 2).

Ya sea que se trate tanto de un nuevo máximo como de un nuevo mínimo, lo principal es no perder de vista que el precio de las acciones de hoy refleja el juicio colectivo de los inversionistas sobre las utilidades y dividendos de mañana, y de todos los mañanas venideros. Además, cada día deben tener un precio que ofrezca una rentabilidad esperada positiva para incentivar a los compradores a invertir. De lo contrario, no se produciría ninguna transacción. Es difícil imaginarse un escenario en que los inversionistas eligieran libremente invertir en acciones con la esperanza de perder dinero…

Para dar mayor sustento a lo que le mencionamos, tomemos un análisis hecho por Dimensional respecto al desempeño del S&P 500 durante los 96 años que finalizaron en 2022. El estudio reveló que el índice produjo un nuevo máximo -en su acumulación de riqueza- en más del 31% de las observaciones mensuales.

Asimismo, la compra de acciones al momento de alcanzar un nuevo máximo histórico generó, en promedio, rendimientos similares a los de la estrategia que las adquiere justo después de una fuerte caída de mercado. No deja de llamar la atención que ambas estrategias -que implican ansiedad de parte de los inversionistas- tuvieran resultados similares al 10,3% anual promedio que ha rentado este índice durante toda su historia (imagen 3).

Los humanos estamos condicionados a pensar que -al igual que en una montaña rusa-, tras una subida viene una caída, lo que abre la tentación de hacer cambios en nuestras carteras de inversión. Pero no se pierda: los datos sugieren que esas señales solo existen en nuestra imaginación y que los esfuerzos por ganarle al mercado nos pesarán en el futuro.

La conclusión de todo esto es que los precios de las acciones no luchan contra las fuerzas de la gravedad cuando suben. Por ello, solo confíe en que los máximos históricos son una prueba de que el mercado funciona tal y como se espera. No vaya contra la física accionaria.

 

¹ Artículo publicado originalmente en Noviembre 2021

 

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